jueves, 24 de diciembre de 2015

PLAZA DE MARIANO BENLLIURE Y CALLE DEL PINTOR SOROLLA, 29 de Julio de 1900


Mariano Benlliure y Joaquín Sorolla habiendo sido galardonados con sendos premios en las secciones de escultura y pintura respectivamente en la Exposición Universal de París de 1900. Por ese motivo el 16 de julio de 1900 se les nombró Hijos Meritisimos y Predilectos de Valencia y se acordó rotular la antigua P/ Pelota como P/ Mariano Benlliure y la P/ Barcas como C/ Pintor Sorolla.
            El 29 de julio de 1900 se les tributó el merecido homenaje en las Casas Consistoriales donde se les entrego el diploma acreditativo, obra del artista Sr. Muñoz Dueñas, agradeciéndolo ambos artistas con unas frases. A continuación autoridades y homenajeados se dirigieron a la plaza de la Pelota donde el secretario Sr. Valdivieso leyó el acuerdo de rotulación y a continuación el alcalde Sr. Montesinos después de pronunciar unas palabras descubrió la lápida provisional que desde ese rotulaba la nueva plaza. Sorolla y Benlliure se abrazaron emocionados entre los vítores del numeroso público asistente.



            A continuación se dirigieron a la calle de las Barcas esquina con la plaza de Castelar donde se había colocado la lápida rotuladora provisional de la nueva calle del Pintor Sorolla y con el mismo ceremonial se procedió a su descubrimiento. Los vecinos de la calle habían construido frente al teatro Principal una gigantesca paleta de pintor de follaje y flores descansando en un caballete con una inscripción en flores que decía: A SOROLLA.



           Finalizaron los actos con una monumental traca.
Sorolla, aunque era pintor, se comprometió a cincelar la placa rotuladora en honor a Mariano Benlliure y éste a su vez haría mismo con la de Sorolla. El ofrecimiento fue aceptado con entusiasmo aunque los innumerables compromisos artísticos de ambos les hicieron olvidar su promesa a pesar de los ruegos y suplicas de la Corporación. Este asunto pendiente fue aprovechado en las fallas del año 1904, precisamente en la de la plaza de Mariano Benlliure para ser el motivo principal de la falla en la que aparecía Joaquín Sorolla descubriendo la lápida dedicada a Benlliure y a este bajando por una escalera.



           Esta crítica al olvido de Sorolla y Benlliure fue muy comentada y el escultor decidió modelar las dos placas que al fin, en 1907, fueron colocadas en sus definitivos sitios.

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